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19 abril 2010

Educando al perro

Desde hace unos diez meses tengo un perro en casa, tema del que hablaré algún dia en más detalle. Hoy lo que quiero escribir es de la habilidad que tiene mi mujer para enseñarle. Educando al perro tiene una habilidad que ya la querría Cesar Millán. Eso sí, nada de tonterias de dame la patita, hazte el muerto, sientate o ven, mi mujer le enseña cosas útiles.

Por ejemplo antes yo tenía la costumbre de que tras sonar el despertador de la mañana me quedaba en la cama. Ella que se preocupa por todo a los cinco minutos comenzaba "Te ha sonado el despertador", "Levantate", "Que llegas tarde". Ahora el perro, dos segundos después de que suene el despertador, viene y educadamente me da un par de golpecitos en el brazo desde el suelo. Si la cosa no va da resultados un pequeño arañazo en la cara y no hay guapo que se quede en la cama.

Doblando las sabanas. La sabana es una pieza de ropa que en los últimos 800 años no ha sufrido muchas mejoras. Si alguien ha intentado doblar una sabana bajera sabrá que es más facil ponerle patucos a todas las patas de un pulpo vivo que quede bien cuadrada. Por no hablar de que si doblar una sabana, en principio, habría de ser un proceso sencillo en que dos personas cogen dos puntas y van reduciendo la superficie de la misma a fuerza de juntar los extremos se convierte en una proeza porque siempre escojo las puntas que no tocan o simplemente no cojo puntas. En esto mi mujer ha conseguido más en 10 meses con mi perro que conmigo en 1o años. Cuando el perrico ve que la cosa va mal, bocao a los bajos y las puntas al suelo.

También ha convertido al perro en un pelin maníatico del orden. El domingo tras el desayuno deje la tostadora sobre el marmol, mi mujer me dijo "Guarda la tostadora". Normalmente, como me conoce, me dice esto cuando todavía la estoy usando y mi respuesta siempre es "Ahora". Pues, por raro que parezca me la dejé olvidada. Al minuto escucho a mi perro ladrando y me lo veo en la cocina apuntando a la tostadera como si fuera una perdiz. "Chivato" le espeté y movió el rabo, es que no tiene mucho vocabulario.

Por no hablar de los calcetines. Como me deje un dia los calcetines en el suelo va el condenado y se lo lleva a mi mujer. Si es cualquier otra cosa la esconde por las esquinas, pero que no me deje un calcetín que se lo deja en los pies a mi mujer.

Estas cosas no salen en los libros de entramiento de perros y realmente me pregunto como lo ha conseguido, son los misterios de la sabiduría femenina aplicada a la educación.

1 comentario:

PORKE EL NIÑO SE FUÉ dijo...

LLAMARÉ A TU MUJER PARA VER QUE PUEDE HACER CON LA KIRA ,A LA LUNA NO LE HACE FALTA ,SIGUE IGUAL DE BUENA ...
VAGI BE
¡AHHH ! A LO MEJOR EL TRUCO LA PINZA EN EL FLEQUILLO